lunes, 11 de mayo de 2009

El espejo

Que triste es mirar la imagen
que nos devuelve el espejo,
cuando no nos vemos jóvenes
y si quizás ya maltrechos.
Hay arrugas en los ojos
que afean pero no duelen,
y hay cicatrices muy hondas,
que no se ven pero duelen.
Son las heridas del alma,
son las llagas de la vida,
son cicatrices profundas
que nunca jamas se olvidan.
Se acumulan en el alma
como queriendo olvidar,
queriendo siempre enterrarlas
para decir que no están.
Y de pronto... una mañana
cuando sales de la cama,
te das cuenta de que afloran
también con ellas tus lágrimas.
Y sientes que en ese día
se ha terminado tu vida,
que nada tiene importancia
si siempre se abre la herida.
Es... como un cuaderno en blanco
que se escribe día a día,
con tinta que no se borra,
con frases que no se olvidan.
Quisieras en el cuaderno
poder arrancar las hojas
y de tu mente el recuerdo
que te hace llorar a solas.
Un besazo.

1 comentario:

Carmen Ortiz dijo...

No te conteste en su momento, ahora sí lo hago, vuelvo e leerlo y me encanta, como la primera vez que lo leí, gracias, amiga, creo que entiendes de cicatrices como muchos más. Besazo
Carmen Ortiz.