Siento que se ahoga mi alma,
sopla muy despacio el viento
y mis pulmones se esfuerzan
por una paz que no encuentro.
Desvanezco resignada
alejándome del cuerpo,
en una estrella fugaz
que me enseña el universo.
Vuelo sobre huerta escasa
para tanto sentimiento,
sementera de mis lágrimas
que florecen en el pecho.
Entre dunas de poemas,
entre lagunas de besos,
entre primeras caricias
muy suaves… de terciopelo.
Y la estrella pasajera
me devuelve hasta mi cuerpo,
y grita ¡respira! ¡lucha!
El aire entra de nuevo.
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