sábado, 14 de febrero de 2009

El duende de infinitos nombres


Hoy es un día especial, no porque sea el día de los enamorados, que al fin y al cabo es una invención del consumismo, pero si es el día que todos recordamos con más ternura que otros días a nuestra otra mitad.
Dicen que todo esta ya dicho por eso sólo diré ¡Viva el amor! os dejo una pequeña historia, espero que os guste:




Cuenta una vieja leyenda, que un día, que de tanto repartir amor, el duende cupido se sintió cansado, decidió ir al cielo, para hablar con Dios y que esté, le permitiera hacernos el regalo más bonito, que nos han hecho a los humanos, después de darnos la vida. Le contó lo preocupado que estaba, por no poder ser más rápido y quizás no llegar a todos los rincones de la Tierra. Así que había pensado, una y otra vez, cual podía ser la solución.
Dios intento tranquilizarle, diciéndole que hasta ese día lo había hecho perfectamente, pero el pobre duende que hasta tartamudeaba por los nervios, seguía con su preocupación, cada día éramos más y más, por eso se había atrevido a consultarle, creía tener el remedio, le explico al Señor su idea y esté mirándolo con ternura le contesto:
- Solo tú, duende del amor podías ser tan generoso.
Todas y cada una de las personas del mundo, fuimos llevadas a las colinas más altas, a las cimas de las más grandes montañas, una vez allí, Dios abrió el cielo y como echándolo a volar, el duende exploto en millones y millones de partículas, que fueron empapando a toda la humanidad.
Desde ese día, todos somos duendes del amor, por eso tiene tantos nombres, tantos como seres poblamos esta bendita tierra. Todos poseemos, en nuestro interior al generoso duende del amor, por ese motivo cuenta la leyenda, que Dios puso a nuestras almas una alita de ángel, tan solo una, para que tuviéramos que buscar entre todos los seres humanos, nuestra otra ala gemela, una vez encontrada, nuestro duende interior encendería la llama del amor, para amarnos sin limite hasta el último suspiro de nuestras vidas y luego, cuando ya no fuéramos nada, tan solo el halito de nuestro pensamiento, pudiéramos volar con nuestras almas unidas con sus dos alas, como un solo ser hasta la eternidad del cielo.
Al recordar esta historia, siento una ternura muy especial, puedo llegar hasta escuchar, la voz melodiosa de mi abuela contándomela cuando todavía era muy niña y le preguntaba impaciente, si yo también tendría, un enamorado, que me diese ese amor del que ella tanto me hablaba. Hoy que ya soy una mujer y comparto cada día de mi vida con el hombre de mi ala gemela, me siento tan dichosa y afortunada.
Ahora sé, que la felicidad del paraíso, está en la sensación que tiene mi cuerpo, cuando él, me toma en sus brazos.

2 comentarios:

María Jesús dijo...

¡Feliz día del Amor!

Besitos

Anónimo dijo...

¡Hola corazón alado¡
Ya leo, veo que te has puesto manos a la obra y no paras, me parece ideal; tan ideal, especial y generosa en todos los aspectos como eres tú.
Me gustan todos en general (unos más que otros, porque algunos son más tristes y estoy un poco milindres)) y las fotos y videos que acompañan te diré que están muy bien elegidas/os.
Un mónton de besos........ Elena