sábado, 21 de febrero de 2009

Los niños de la guerra


Llevo unos días sin escribir, es la primera vez que no puedo hacerlo, es como si me estuviese dejando vencer (por una vez sin poner resistencia) pero intentare explicaros el porqué de mi de mi pasividad, casi nunca veo la tele , a no ser alguna serie de humor que duran poco y no te hacen pensar, pero el destino a veces se encarga de que veas lo que tienes que ver, mi salud es bastante delicada aunque yo me haga la fuerte y siempre diga que estoy bien, pero desgraciadamente tengo que acudir al médico más de lo que yo quisiera, el caso es que estaba esperando a que mi enfermera me sacara las recetas cuando entro en la sala una abuela muy joven con una silla y un niño negrito en ella de unos cuatro años, la abuela explicaba que lo llevaba en silla porque se cansaba de andar, sonreí a la señora que lo contaba en voz alta como justificándose, las que tenemos hijos sabemos que a veces se ponen imposibles y no le di más importancia, recogí mis recetas y me marche.
Por la noche estaba haciendo zapping para ver si había algo que me gustara cuando veo a un niño negrito creo que en Afganistán como de unos cuatro años, cargando un fusil más grande que él. Algo se me removió por dentro, las tripas se me hicieron un nudo y el corazón parecía que se iba a parar o explotar por tanta rabia acumulada.
Yo que creía como una estúpida ingenua, que en este siglo, donde somos ante todo y sobre todo inteligentes, pues la mayoría ya no hemos comprado rifles a nuestros hijos porque debían aprender que eso no era un juguete y si un arma para luchar como trogloditas lo que seguro puede arreglarse hablando, pues de pronto todos mis cánones, todos los valores por los que he luchado han sido una pérdida de tiempo, una infructuosa batalla de la que yo, la de los principios inamovibles había perdido.
Pues siento decirles a todos esos fantoches de las fotos llevando un juguete a los niños pobres y desamparados de la guerra que he recobrado mi dignidad y me niego tajantemente a que esa imagen vuelva a hundirme solamente por ponerme en lugar de ese niñito sin poder chillarle que no todo el mundo es así y que yo que no soy nadie no dejare de luchar mientras tenga un soplo de vida por lo que debería ser justo por naturaleza, como puede haber tantos movimientos contra el aborto, si están asesinando niños, prostituyéndolos unos niños que podían ser loas nuestros, como podemos dormir sin pensar que mañana muchos estarán mal heridos sino muertos, los problemas son adultos y los niños serán nuestro futuro, nunca el pago de nuestro pasado.
Por favor ayudadme a que estos niños olviden como se arman los fusiles y aprendan que ellos solo tienen que armar puzles y juguetes. Ayudadme a contarles que hay un mundo de fantasía donde los están esperando para vivir en ellos los cuentos y las fabulas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Así es Maria José. Gloria Fuertes tiene un poema bellísimo dedicado a los niños de la guerra....
dice así:

El corazón de la Tierra
tiene hombres que le desgarran.
La Tierra es muy anciana.
Sufre ataques al corazón
—en sus entrañas—.
Sus volcanes,
laten demasiado
por exceso de odio y de lava.

La Tierra no está para muchos trotes
está cansada.
Cuando entierran en ella
niños con metralla
le dan arcadas.

Nos vemos el martes preciosa.
C. Molinero

Carmen Aliaga dijo...

Sigue así, María José. ¡Has visto, el blog no se apodera de ti sino tú de él enriqueciéndolo con tus palabras y tus buenos sentimientos¡
Venga, adelante, aquí nos tienes