martes, 20 de enero de 2009

Gritemos NO a tanta violencia de género


A veces… demasiado tarde.

Parece que todo se ha puesto en contra mía, como si el mundo quisiera borrar todo aquello, que ha realizado el milagro de hacerme sentir viva en los últimos años.
Estoy cansada, demasiado cansada para seguir luchando, demasiado harta de dar explicaciones, agotada, si, muy agotada de poner excusas a gentes a las que nada importo, personas que nunca se preocuparan de enjuagar mis lloros, para que no me ahoguen las lágrimas, explicar el por que de un morado, el por que de unos puntos.
No puedo ni quiero seguir luchando, lo quiero demasiado y se que este calvario solo acabara cuando yo deje de vivir.
No lucho más, no tengo más fuerzas, orgullo o lo que quiera que sea que me da esa postura positiva ante el dolor. Mi cuerpo esta ya bastante castigado para exigirle un poquito más. Mi alma, motor indiscutible de mi fortaleza se va derrumbando al igual que un sueño, que es dulce y bonito mientras duermes y se esfuma en un momento al despertar.
Quizás la única explicación sea que he despertado sin darme cuenta, hoy que estoy abatida por el dolor, consciente del daño que haces sobre mi vida, no necesito dar más excusas, ni explicaciones, no me siento mal, ni cobarde por decir basta. Hoy tus golpes no dolían en mi cuerpo, tus patadas no pudieron arrancarme un quejido, por eso te has envalentonado y has herido mi vientre, mis entrañas, el escondite de tantos hijos no nacidos, que murieron por no poder aguantar tus golpes, hoy me había prometido a mi misma mientras me pegabas que iba a ser la última vez, que me alejaría de ti para empezar una nueva vida con el hijo que esta a punto de nacer.
Ya no puede ser, tu te has encargado bien de ello, todavía esta el cuchillo ensangrentado junto a mi y un charco sanguinolento, que corre por mis piernas hasta empaparme toda, me grita en silencio que todo ha acabado. Siento unas pequeñas contracciones que me hacen empujar hasta expulsar el niño acuchillado y sin vida de mis entrañas…


Encontraron su cuerpo inerte en el suelo dentro de un gran charco de sangre, con un feto inmóvil en sus brazos, esta carta y una paz inmensa en sus ojos aun abiertos.

1 comentario:

Maxi dijo...

Sigue ese camino de la poesía que es lo mejor que has podido hacer.
Un beso.